lunes, 27 de octubre de 2008

Sin anestesia

Finales de Octubre del año 2008, de la era de nuestro señor, Omar Gutierrez

Bitácora del Manolo.

Me encuentro en casa, disfrutando del sabor de los alimentos ingeridos hace breves instantes, en ese letargo post nutrimiento corporal, que sufro cada noche.
No hay mucha actividad hogareña. Todos están tranquilos.
El perro duerme, la caja parlante está encendida.

Al abandonar por unos breves instantes mi estado de nula actividad corporal, para trasladar petates y utensilios de cocina, al compartimiento correspondiente al aseo de dichos objetos, observo algo inusual.

Como esa paloma que deja su huella en tu hombro, mientras caminabas hablando por tu celular, con ese/a amiga/o que hace años que no ves, pero te encontraste de casualidad en el ómnibus y se intercambiaron los celulares, porque en tu infancia recontragustabas de el/la;
como ese pase en profundidad, cuando estabas atándote los cordones;
como ese examen sorpresa, en tu vuelta de vacaciones.

Así de inesperado fue ese aviso publicitario.
Mis ojos sangraron de tanto que me los froté, por no poder salir de mi desmesurado asombro.
Al ver al anciano obeso, con una tupida barba blanca y con bellas lucecitas a su alrededor, pensé sólo en una cosa: Odio a Humberto de Vargas!

Pero eso no tenía nada que ver.

Segundos después, me di cuenta de lo que estaba siendo partícipe.
Estaba presenciando el primer aviso de la navidad del año!
Cuando logré levantar mi mandíbula del suelo, ya había pasado.
Parecía que todas las cosas y cosos, habían retomado su curso natural, luego de tan abismal episodio, como si nada hubiera pasado.

Pero yo, jamás podré olvidar éste octubre tan desalentador.


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